Curso Inversión en Bolsa por Dividendos

¿Te gustaría generar ingresos pasivos que no dependan de tu tiempo y que además cubran absolutamente todos tus gastos mensuales? Con este curso básico en formato de guía web aprenderás a ganar dinero cobrando dividendos de empresas que cotizan en bolsa y poder dedicar tu tiempo a otra cosa que no sea trabajar.

El objetivo de este curso es mostrarte el camino hacia la libertad financiera con la inversión en bolsa por dividendos. Se trata de un curso pensado para pequeños inversores o ahorradores que no buscan ganar dinero con la especulación, sino que prefieren invertir en empresas potentes que generen beneficios recurrentes y remuneren a sus accionistas año tras año. Esa remuneración es conocida como dividendos.

1. El concepto de libertad financiera

La libertad financiera está directamente relacionada con el bienestar económico de un individuo aunque no con su riqueza. Por lo tanto, se puede definir como la capacidad de una persona de cubrir todas sus necesidades económicas sin que para ello tenga que realizar ningún tipo de actividad. Relacionado con la libertad financiera se utiliza el término ingreso pasivo como aquella fuente de ingreso que no requiere de actividad o trabajo alguno para recibirla por parte del beneficiario.

En el caso de inversión por dividendos el cobro en metálico de una parte proporcional a los beneficios de la empresa es nuestro ingreso pasivo. La compañía desarrolla una actividad económica, de la cual es capaz de generar un rendimiento positivo y remunerar a sus accionistas. Nosotros como accionistas por lo general no intervenimos en la gestión de la empresa, no es preciso dedicar tiempo a su funcionamiento para poder optar al cobro de dividendos. Si tenemos acciones y la junta directiva aprueba el reparto de dividendos, como accionistas tendremos derecho a recibir nuestra parte.

Es importante destacar que una persona con libertad financiera no tiene por qué tener un nivel elevado de ingresos pero sí disponer de un nivel elevado de tiempo libre para poder hacer lo que realmente le apasiona sin tener que pensar en ganar dinero para subsistir en este mundo capitalista. Por lo tanto, libertad financiera es un término que hace referencia a la riqueza en tiempo y no a la riqueza en dinero.

El camino hacia la libertad financiera es uno de los más apasionantes en el mundo de la inversión porque a partir del momento que se alcanza ese nivel de ingresos pasivos capaces de cubrir tus gastos entonces podrás elegir lo que quieres hacer con tu tiempo, te sentirás más libre que nunca porque ganar dinero no será una obligación para sobrevivir, en efecto podrás seguir trabajando si así lo deseas, pero ya nunca más lo vas a tener que hacer por motivos económicos o por necesidad.

Todos tus gastos van a estar cubiertos por los ingresos pasivos que generen tus activos, en el caso que nos compete, ingresos procedentes del reparto de dividendos de tus inversiones en bolsa. Con los siguiente información, materiales y recursos deberás ser capaz de entender cómo funciona la inversión por dividendos, analizar rentabilidades potenciales y tomar decisiones para crear tu propia cartera de valores.

2. Todo sobre los dividendos

Empecemos por la definición. El dividendo es la parte del beneficio de una empresa que se reparte entre los accionistas de una sociedad. El dividendo constituye la principal vía de remuneración de los accionistas como propietarios de una sociedad y su importe debe ser aprobado por la Junta General de Accionistas de la sociedad, a propuesta del consejo de administración.

Anualmente las sociedades mercantiles tienen la obligación legal de efectuar el cierre de cuentas, normalmente referido al último día del año natural, si bien la fecha del cierre puede ser libremente elegida por los socios en los estatutos sociales. De las operaciones de cierre se extrae, entre otros, el estado contable denominado Estado de resultados o Cuenta de Pérdidas y Ganancias, que contiene la información del resultado obtenido por la sociedad en el ejercicio a que se refiere dicha cuenta de pérdidas y ganancias. En caso de obtención de beneficios hay que proceder, en primer lugar, a compensar las pérdidas que, en su caso, la sociedad tenga acumuladas de ejercicios anteriores y que impliquen que el patrimonio neto de la sociedad sea inferior a la cifra del capital social y, en segundo lugar, a la dotación de las reservas, tanto las reservas legales como las reservas estatutarias, estas últimas para el caso de que los estatutos contengan esta previsión. Tras dichas operaciones, el beneficio obtenido podrá ser repartido entre los socios, siendo la Junta General de Accionistas el órgano encargado de establecer la cuantía, el momento y la forma de pago del dividendo a repartir.

 También cabe la posibilidad de repartir un dividendo a cuenta de beneficios futuros, siempre y cuando los administradores sociales justifiquen la existencia de liquidez suficiente y que dicho dividendo a cuenta no exceda de la cuantía de los resultados obtenidos desde el fin del último ejercicio, así como que no se repartan cantidades suficientes para atender a la compensación de pérdidas de ejercicios anteriores, para dotar las reservas y para satisfacer el impuesto que grave el beneficio que se prevea obtener.

El objetivo financiero de la empresa es aumentar el valor de mercado de las acciones de forma que aumentan las ganancias de los accionistas o inversores. No hay que olvidar que el objetivo de toda empresa mercantil es maximizar los beneficios. Al mismo tiempo, las empresas tienen que publicar su propia política de dividendos, incluido el caso extremo de aquellas que excepcionalmente deciden no pagar ningún dividendo.

El pago de dividendos está sujeto a la capacidad de la sociedad de generar un beneficio positivo. Sin embargo, también nos podemos encontrar en situaciones en las que cuando una empresa dispone de muchas oportunidades de inversión disminuye el coeficiente de reparto de dividendos, ya que la creación de valor es mayor reinvirtiendo su capital disponible que repartirlo entre los accionistas.

Existen dos tipos de dividendos:

– Dividendo a cuenta: Aquel que se entrega a los accionistas, como anticipo de los resultados finales esperados. Cuando no hay dividendo a cuenta, se paga un dividendo único.

– Dividendo complementario: Dividendo que se añade al entregado a cuenta, una vez que la Junta General de Accionistas aprueba la cantidad definitiva a repartir con cargo a los resultados anuales.

También existen dos formas de cobrar un dividendo:

– En efectivo: La forma de abono es en efectivo a cada accionista de una cantidad fija por acción; así, cada accionista recibe un pago basado en el número de acciones que posee.

– En acciones: Se pagan a los titulares de acciones ordinarias mediante acciones adicionales del capital social de la compañía.

Tratamiento fiscal o tributario de los dividendos

Los dividendos que reciben los accionistas tributan en el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF) como rendimientos mobiliarios. Por tanto, se les aplica un tipo del 19 por ciento, si han sido inferiores a 6.000 euros; y un tipo del 21 por ciento, para el importe del dividendo que supere esos 6.000 primeros euros. Hay que tener en cuenta que el importe de los dividendos se integra en la base del ahorro, junto con otros rendimientos mobiliarios, como los obtenidos por cuentas corrientes, depósitos, etc. El inversor debe saber que los dividendos gozan de una exención fiscal en los 1.500 primeros euros obtenidos a través de estas remuneraciones mobiliarias y que el tipo de retención es del 19 por ciento.

En conclusión, la palabra dividendos es muy atractiva para cualquier inversor porque es una vía con la que podemos llegar a un nivel de ingresos que nos permita cubrir todos nuestros gastos esenciales. Ese es el objetivo final de todo inversor por dividendos. Llegar a un punto de libertad financiera en la que no tener que vender nuestro tiempo a cambio de dinero, sino que nuestro dinero (lease inversiones) trabaja para nosotros generando más dinero, pudiendo llegar a vivir de forma acomodada exclusivamente de los rendimientos del capital.

Sin embargo, llegar a esa situación no sencillo. El mundo de los mercados financieros es complejo y cada día lo es más por multitud de razones. Pero siguiendo una estrategia bien definida podemos llegar a nuestro objetivo. La clave pasa por seleccionar de forma meticulosa compañías cotizadas con modelos de negocio sostenibles a largo plazo que sean capaces de generar suficientes beneficios de forma recurrente para mantener su negocio funcionando a pleno rendimiento y a la vez remunerar a los propietarios de las mismas, nosotros, los accionistas.

3. Establece tu objetivo financiero

Antes de iniciar cualquier estrategia, especialmente si es de inversión, es fundamental establecer unos objetivos. Quizás sea el punto más importante de este curso porque de ello depende si vas a lograr la libertad financiera o te vas a quedar por el camino. Si no inviertes para lograr objetivo financiero específico y delimitado en el tiempo no vas a llegar a ninguna parte. Por lo tanto, la pregunta clave que te tienes que hacer es muy sencilla pero conviene dedicarle tiempo a pensar su respuesta:

¿Cuánto dinero necesito cada mes para poder vivir con todo lo básico cubierto?

Entiende que no existe una respuesta única. Cada persona tiene necesidades diferentes, y por lo tanto, la cantidad de dinero que puedes necesitar cada mes para vivir de forma sostenida sin tener que preocuparte por tu situación económica puede diferente que la de tu amigo o vecino.

Es momento que saques la calculadora y te pongas a sumar todos tus gastos mensuales.

Veamos con un ejemplo cómo establecemos un objetivo financiero antes de comenzar a invertir:

– Alquiler o hipoteca: 800 euros
– Facturas del hogar: 90 euros
– Alimentación: 220 euros
– Transporte: 200 euros
– Seguros: 80 euros
– Ocio (viajes, cine, restaurantes): 160 euros
– Colchón imprevistos (reparaciones, regalos): 50 euros

TOTAL: 1.600 euros

Según los cálculos realizados, imaginemos que que Pedro necesita al menos 1.600 euros al mes para poder seguir manteniendo el estilo de vida con el que se encuentra a gusto, satisfecho y feliz. Pedro tiene ese objetivo financiero. Deberá invertir en activos que hasta que le generen unos ingresos pasivos de 1.600 euros mensuales y en ese momento ya no se verá obligado a trabajar para vivir.

Ahora haz los cálculos con tus números, establece tu objetivo, no te olvides ninguna partida de gasto esencial para tu vida.

¿Se puede lograr invirtiendo en empresas que cotizan en bolsa y reparten dividendos?

Por supuesto que se puede. Primero te explicaré con dos ejemplos cómo podemos cubrir una partida de nuestros gastos mediante dividendos y el tercer ejemplo es cómo cubrimos la totalidad de nuestros gastos.

Ejemplo 1

Pedro se gasta 200 euros en transporte cada mes (esto incluye coche, gasolina y mantenimiento) lo que se traduce en 2.400 euros al año.

Pedro podría cubrir ese gasto comprando 10.435 acciones de IAG (Iberia) que a precios de mercado ahora mismo (4,15€) le supondría un desembolso de 43.300 euros.

El grupo IAG paga 0,23€ en concepto de dividendo cada año.

10.435 acciones IAG x 0,23€ = 2.400€

Una vez Pedro tenga en cartera esas acciones de IAG sabrá que los dividendos de esa inversión le pagaran todos sus gastos de transporte al año para el resto de su vida.

En el supuesto que el Grupo IAG mantenga ese dividendo constante a lo lago del tiempo, algo más que posible (incluso que lo incremente) al ser una de las principales aerolíneas de Europa, mostrando un riesgo relativamente bajo a que el negocio quiebre.

Ejemplo 2

Pedro se gasta 80 euros al mes en concepto de seguros (salud, coche, hogar) lo que se traduce en 960 euros anuales. Un importe que podría cubrir comprando 7.385 acciones de Mapfre que a precios actuales de mercado (2,55€) le supondría una inversión de 18.832 euros.

La aseguradora Mapfre paga 0,13€ en concepto de dividendo cada año.

7.385 acciones MPF x 0,13€ = 960€

Al igual que en el ejemplo anterior, Pedro podría cubrir todas sus pólizas de seguro comprando esas acciones de Mapfre, por supuesto no es necesario que tenga sus seguros con Mapfre, pero si es accionista de Mapfre y además participa en los ingresos de la compañía teniendo sus seguros con Mapfre, entonces el círculo de inversión-gasto-dividendo es perfecto.

De nuevo suponemos que Mapfre es una compañía de seguros diversificada con miles de clientes en todo el mundo y cuya retribución al accionista se va a mantener constante o creciente si su negocio se expande con el paso de los años.

Ejemplo 3

En los dos ejemplos anteriores hemos visto cómo cubrir una parte de nuestros gastos con una inversión concreta. Además, hemos invertido en empresas que tienen relación con la partida de gasto. Los gastos de transporte con IAG y los de seguros con Mapfre. Podríamos replicar esa estrategia en muchas otras partidas, por ejemplo llenando nuestro carro del supermercado gracias a los dividendos de DIA o pagar las facturas de la luz con los dividendos de Endesa o Gas Natural. Existen muchas posibilidades.

Pero aunque la anterior es una estrategia muy interesante para entender el concepto de cómo los dividendos pueden cubrir nuestros gastos y a la vez tener una cartera proximidad de diversificada, lo cierto es que no es imprescindible que sigamos esa estrategia, en cambio podemos optar por una más global en la que cubramos la totalidad de nuestro objetivo financiero.

Volvamos con Pedro. Su objetivo para la libertad financiera era de 1.600 euros, o lo que es lo mismo, 19.200 euros anuales. Esa es la cantidad que necesita cobrar mediante dividendos para cubrir todos sus gastos básicos y seguir manteniendo su nivel de vida sin preocuparse nunca más por el dinero.

Pedro lo que debería hacer siguiendo la estrategia que nos compete es invertir su capital disponible en una selección de empresas que tras el pertinente análisis le inspiren confianza de que sus dividendos van a ser constantes y crecientes.

Una cartera modelo equilibrada para Pedro podría ser la siguiente: BBVA, Ferrovial, DIA, Enagás, Iberdrola, Telefónica, Abertis, Mapfre e Inditex. Pedro debería comprar acciones de estas empresas mediante su broker para formar su cartera. Actualmente una cartera de estas características le estaría generando un dividendo anual aproximado del 5,2%.

De modo que si Pedro invierte 50.000 euros en esa cartera estará generando 2.600 euros de ingresos pasivos anuales en concepto de dividendos. Todavía muy lejos de su objetivo (19.200) pero es un buen inicio, ya que seguro que esos 2.600 euros le permiten cubrir muchos de sus gastos.

Pedro aumentará posiciones (comprará más acciones) siempre que las condiciones del mercado sean favorables y disponga capital para invertir:

– Mediante el ahorro de una parte de su nómina u otros ingresos.
– Reinvirtiendo parte o la totalidad de los dividendos que va cobrando.

La clave de esta estrategia está en dos aspectos: constancia y paciencia.

De esta forma, a medida que Pedro compre más acciones o las empresas aumenten el dividendo (interés compuesto), nuestro querido Pedro estará más cerca de su objetivo.

4. El concepto del Yield on cost (YOC)

El yield es el retorno anual de una inversión en porcentaje. También se conoce como rendimiento o RPD (retorno por dividendo) pero la mayoría de financieros utilizan el término yield para este concepto. Es importante señalar que el yield no tiene nada que ver con la apreciación o devaluación de la cotización de una acción sino con el ingreso anual que te aporta una inversión determinada. Es decir, es lo que vamos a tener que calcular o seguir de cerca para nuestra cartera de dividendos.

El yield se calcula de forma sencilla de la siguiente manera: una acción que cotiza actualmente a 12 euros en la bolsa y que en el último año ha realizado un pago de 0,25 euros en dividendos presenta un yield en estos momentos del 0,60 / 12 * 100 = 5%. Es decir, los dividendos totales por acción en el último año divididos entre el coste de una acción y todo ello multiplicado por cien. El yield representa el porcentaje respecto al precio de compra que retorna por cada acción anualmente.

Por lo tanto, vemos que el yield tiene una vinculación directa con el dividendo y con el precio que hemos pagado o vamos a pagar para comprar una acción en bolsa. Además, el yield siempre es una expectativa porque si la empresa decide retirar el dividendo de la noche a la mañana el yield pasa a ser cero, o lo que es lo mismo, no vamos a ingresar nada en concepto de dividendos.

Pero lo más importante de todo es darse cuenta que el yield de una inversión queda determinado por el precio de compra de las acciones. Si la semana siguiente el precio de la acción baja pues sucede que de haber esperado hubieras obtenido un yield mayor para tu inversión. De este modo el yield de una acción es variable según el precio de la cotización pero queda determinado para tu inversión en el momento en que realizas la compra.

Ahora viene lo interesante de este concepto. El yield de nuestra inversión queda determinado en un primer momento por el coste que hemos pagado por esas acciones, pero también depende del dividendo. Si el dividendo sube, nuestro yield subirá. Es decir, vamos a obtener un mayor retorno por nuestra inversión inicial (coste de compra de las acciones).

Lo vemos con un ejemplo muy claro:

Imagina que compraste el año pasado 1000 acciones a 12 euros cada acción de una empresa cualquiera. El dividendo en el momento de la compra era de 0,60 euros por acción. Tu yield quedó fijado pues en 0,60 / 12 * 100 = 5%. Supongamos que transcurrido un año sigues manteniendo esas 1000 acciones, como buen inversor por dividendos que eres, ahora sucede que, un año después, el precio de cada acción es de 15 euros pero aún reparte el mismo dividendo de 0,60 euros por acción. ¿Ha cambiado tu yield? En absoluto. De hecho, si compráramos ahora conseguiríamos un yield inferior, 0,60 / 15 * 100 = 4%.

¿Cómo puede cambiar tu yield si ya quedó fijado tu precio de compra el día de la misma?

Pues solamente si la empresa decide cambiar el dividendo que reparte.

Supongamos que ahora la empresa decide subir su dividendo a 0,70 euros por acción.

Nuestro yield pasa a ser 0,70 / 12 (precio de compra) * 100 = 5,83%

Sin hacer absolutamente nada ahora, solamente por mantener las acciones en cartera un año más, resulta que nuestra inversión nos genera un retorno superior. Y lo mejor de todo… eligiendo bien, esto se puede repetir año tras año.

Año 1

1000 acciones x 12 euros = 12.000 euros de inversión
1000 acciones x 0,60 euros dividendo = 600 euros (5% yield)

Año 2

1000 acciones x 12 euros = 12.000 euros de inversión (no compramos más acciones sino que mantenemos las mismas que adquirimos el año anterior)

Pero ahora… 1000 acciones x 0,70 euros dividendo = 700 euros (5,83% yield)

En el segundo año podremos decir que nuestro «yield on cost» (referido a menudo como YoC) es ahora el 5,83%. Es decir, el yield correspondiente al dividendo actual con respecto precio que pagaste por esas acciones.

En efecto, ahora manteniendo nuestra inversión ganamos 100 euros más al año como resultado de la subida de dividendo.

Un aspecto muy importante en esta estrategia es no caer en la tentación de vender con plusvalía. En el caso anterior, compramos las acciones a 12 euros y al año siguiente estaban ya por los 15 euros cada título. Si hacemos un cálculo rápido vemos que tenemos una ganancia potencial de:

15€ precio de mercado – 12€ precio de compra = 3€ x 1000 acciones = 3.000 euros.

El valor de nuestras acciones ha subido en 3 mil euros, una cantidad considerable de dinero teniendo en cuenta la inversión inicial. Llegados a este punto, un especulador bursátil lo que haría seguramente sería vender, esperar a que vuelvan a caer para volver a comprar o buscar otras opciones en el mercado. Pero esa no es la idea de nuestra estrategia.

Por regla general nunca venderemos nuestras acciones mientras la empresa mantenga sus fundamentales, es decir su negocio constante y creciendo. El hecho de que la empresa haya elevado su dividendo es una muy buena señal, si su negocio no se deteriora seguirá pagándote dividendos año tras año e incluso elevándolos si el beneficio aumenta, reduce costes, gana cuota de mercado, etc. Eso se traducirá en un mayor yield para nuestra cartera y nos acercará un poco más a nuestro objetivo de vivir de los dividendos.

No hace falta decir que es extremadamente difícil predecir el futuro en los mercado financieros, pues intervienen millones de agentes y circunstancias que están fuera de nuestro control. Cabe recordar que nuestra estrategia no pasa por comprar y vender acciones para hacer caja con los beneficios. Lo nuestro es comprar y mantener para ver como crece nuestro yield de forma sostenida hasta que los dividendos cubran nuestros costes de vida y podamos lograr la libertad financiera.

5. El poder de reinvertir los dividendos

Las plantillas en Excel nos pueden ser de gran ayuda para llevar un control de nuestra cartera, inversiones, fiscalidad, rentabilidades, calcular yields, pero también para hacer proyecciones de ganancias.

El primer Excel que quiero compartir con vosotros nos muestra el poder del interés compuesto en la reinversión de lo que cobramos como dividendos en efectivo.

Supongamos que tenemos dos inversores, cada uno con su estrategia:

Estrategia 1: Paco invierte este año 40.000 euros en una cartera de valores y lo que cobra en concepto de dividendo lo emplea para comprar más acciones. Dentro de 20 años, Paco estará cobrando dividendos por valor de 10.906 euros anuales.

Estrategia 2: Pepe invierte este año la misma cantidad, 40.00 euros en una cartera muy similar a la de Paco, pero decide no reinvertir los dividendos, se los gasta en sus cosas. Dentro de 20 años, Pepe estará cobrando dividendos por valor de 3.848 euros al año.

Paco utiliza el poder del interés compuesto para aumentar sus ganancias con el paso de los años, cobra dividendos y los reinvierte en comprar más acciones para que el año siguiente genere todavía más ingresos pasivos. Esa estrategia es muy poderosa para llegar a la libertad financiera en un plazo relativamente «corto» de tiempo.

Por cierto, Paco estaría cobrando cerca de 1 millón de euros de dividendos tras 40 años.

En ambos casos suponemos que el YoC inicial de su cartera es del 3% y que las empresas de las que son accionistas deciden aumentar el dividendo una media del 6% anual, cosa bastante factible en una economía en crecimiento moderado.

6. Estrategias para crear tu propia cartera

Ha llegado el gran momento. Dispones de un capital o ahorro para invertir en bolsa a largo plazo, quieres seguir una estrategia de dividendos y tienes la ardua tarea por delante de elegir cómo vas a distribuir ese dinero y de qué empresas te vas a convertir accionista. El futuro de tus finanzas pasan buena parte de las compras que vayas a realizar en el mercado. ¿Estás preparado?

Bien, lo primero que debes saber es que nunca vas a estar lo suficiente preparado. El mercado siempre va por delante de nosotros, pero siguiendo unos criterios de inversión y una estrategia concreta podemos acercarnos a nuestro objetivo: conseguir la libertad financiera y vivir de los dividendos.

Los requisitos que se tienen que cumplir para invertir son los siguientes:

1. Entiendo los fundamentales del negocio: Es decir, compraremos solamente empresas que entendamos en qué consiste realmente su negocio y lo podamos explicar fácilmente a cualquiera. Por ejemplo, podríamos comprar Inditex (Zara) porque conozco exactamente cómo funciona su negocio (venta de ropa al por menor), pero descartaría valores de empresas cuyo sector desconozco por completo.

2. La acción cotiza a un precio razonable: El ratio más usado para determinar su una acción está cara o barata es con el PER (Price-to-Earnings Ratio). Su valor indica el número de veces que el beneficio neto anual de una empresa se encuentra incluido en el precio de una acción. Un PER más elevado supone que los inversores pagan más por cada unidad de beneficio. El PER máximo debería ser unas 20 veces veces. Por encima de eso pueden darse dos cosas: que el beneficio de la empresa crecerá mucho en los próximos años o simplemente está sobrevalorada y no nos interesa.

3. El nivel de endeudamiento es moderado/bajo: Debemos buscar empresas que crecen sin tener que pedir grandes cantidades de capital a una entidad financiera porque si la situación económica se pone fea, las empresas con mayor endeudamiento son las que más sufren y además suelen eliminar el dividendo. Esto es así en el 90% de los casos. Obviamente también estás más expuestas a posibles subidas de tipos de interés. No es recomendable comprar cuando el ratio “Deuda total/EBITDA” es superior a tres.

4. Buena rentabilidad por dividendo: Solamente añadiremos a nuestra cartera valores de compañías que tengan una clara remuneración al accionista. Es decir, que lleven varios años consecutivos pagando dividendos. De hecho, cuanto más largo sea su historial de dividendos mucho mejor. Por supuesto también nos fijaremos que hayan aumentos en el dividendo, como mínimo que supere a la inflación. Compraremos valores con una rentabilidad por dividendo superior al 3 por ciento, aunque no es un algo indispensable, podemos comprar otros que ofrezcan menos pero compensen otros criterios.

5. Pay-out sostenible: El término supone el reparto que de los beneficios destina la empresa a los dividendos. Buscaremos empresas con un dividendo sostenible, por eso trataremos de evitar las que tiene un pay-out superior al 50 por ciento. Un pay-out menor significa que hay más margen de maniobra, posibles aumentos de dividendo en años próximos y menos riesgo de que lo eliminen.

En definitiva estos son los cinco puntos básicos que debemos analizar para invertir en bolsa con cierta seguridad que estamos bien centrados en nuestro objetivo de generación de ingresos pasivos por dividendos.

No obstante, como podemos encontrar bastantes empresas que cumplan esos requisitos entonces podemos fijarnos en otros aspectos no menos interesantes que nos pueden dar buenas pistas para encontrar empresas en las que invertir para crear nuestra cartera:

– La dirección de la empresa es clara en sus comunicados, está comprometida con el negocio y cumple con las previsiones de crecimiento que publica trimestralmente al rendir cuentas al mercado.

– El sector ofrece más oportunidades de crecimiento (preferiblemente exponencial). No todos los sectores tienen las mismas previsiones de crecimiento a medio/largo plazo. Hay sectores más maduros y otros que están en fase de expansión. Pero cuidado, a veces los sectores maduros ofrecen más estabilidad y más rentabilidad que los que se encuentran en crecimiento.

– No comprar en máximos anuales. Basta con mirar el gráfico de cotización diario de un valor para ver su evolución en los últimos meses o años, si se encuentra en máximos históricos quizás no sea un buen momento para invertir, si nos interesa esperaremos a que hayan correcciones aunque sean pequeñas.

– Nunca comprar en caída libre. En ocasiones por noticias o situaciones algunas empresas se pueden desplomar y el precio de la acción parecer una ganga. Pero mucho cuidado con estas situaciones, lo que a priori puede ser una gran oportunidad de compra a precio de saldo, puede convertirse en una inversión ruinosa, hay que analizar bien las razones del desplome y esperar a que se estabilice para pensar en tomar posiciones. Si el precio caen en picado se traduce en mucha volatilidad e inestabilidad, es preferible mantenerse al margen.

– Reducción de posiciones cortas. Algunas firmas de inversión cuando esperan malos resultados toman posiciones cortas, lo que significa que ganan dinero cuando el precio de la acción desciende. Desde la página web de la CNMV podemos el porcentaje de capital que tienen tomados los cortos de un determinado valor. Por ejemplo, el total de posiciones cortas de DIA es ahora del 13 por ciento, cuando es más del 6% es una señal de que la acción puede seguir cayendo. Pero lo más interesante es ver el historial y fijarnos si las posiciones cortas aumentan o se van cerrando.

– El valor tiene una buena liquidez en el mercado. Por ejemplo, el volumen de negociación no es el mismo en Telepizza que en Iberdrola o Santander. Los últimos ofrecen mayor volumen de oferta-demanda en la horquilla de precios.

7. El caso de Warren Buffett

Warren Buffet quizás sea el más exitoso y el más admirado inversor de todos los tiempos. Siempre aparece la lista Forbes de los hombres más ricos del mundo y basta con que declare haber tomado una posición en un valor, para que la acción se dispare fuertemente los días siguientes, ya que son muchos los pequeños inversores que intentan replicar su cartera. De hecho, algunos piensan que tiene una habilidad sobrenatural para distinguir las inversiones buenas de las malas, pero lo que tiene por encima de todo es disciplina y una clara filosofía basada en la paciencia.

La estrategia ganadora de Buffett pasa por identificar las empresas que el mercado ha infravalorado o empresas que estén cotizando en un bajo precio en comparación con su valor intrínseco. Una vez que las encuentra, compra grandes paquetes de acciones y se aferra a ellas durante un largo plazo. Buffett nunca realiza compras especulativas, es un inversor que busca el valor donde otros todavía no lo an visto y se adelanta al mercado.

Nosotros debemos replicar el modelo de Warren Buffett en nuestra estrategia de inversión para ganar en bolsa y llegar a vivir de nuestra cartera de valores. Para lograrlo vamos a analizar las seis reglas más importantes que Buffett aplica para tomar decisiones de compra y triunfar en los mercados:

1. Rendimiento constante

Warren Buffett no compra cualquier cosa, nunca consideraría invertir en una empresa que no pueda demostrar un historial de constante rendimiento, por lo que busca empresas grandes consolidadas que tienen una posición dominante en sus respectivos sectores y mercados.

Lo que Buffett utiliza para controlar el rendimiento es el retorno sobre capital (ROE). El ROE mide la tasa de retorno sobre el dinero invertido por los accionistas y retenido por la empresa en tiempos rentables, lo que demuestra la capacidad de una empresa para generar ganancias de patrimonio neto (activos netos). En otras palabras, el ROE muestra lo bien que una empresa utiliza los fondos de inversión para generar crecimiento.

En noviembre de 2015, después de años dejando de lado las acciones tecnológicas, Buffett invirtió 10.700 millones de dólares en IBM. Un rápido vistazo al ROE de IBM dice mucho de su historia. Con un estelar ROE del 73,40%, IBM tiene el mejor dato de toda la industria. Buffett aprovechó una caída de las acciones tras la presentación de resultados para entrar en esta empresa reconocida en todo el mundo.

2. Altos beneficios y altos dividendos

Buffett ha reconocido en numerosas entrevistas que una de las mejores maneras de hacerse rico es invertir en empresas con un negocio estable y un alto dividendo. Sigue una estrategia de comprar y esperar, además así Buffett reduce al mínimo el pago de impuestos por plusvalías, al mantener las acciones con ganancias durante años, incluso décadas.

En la cartera de Buffett, se pueden encontrar acciones de alto dividendo como General Electric, que da un 3,60% o GlaxoSmithKline con un 5,80% de rentabilidad por dividendo. Buffett sabe que a medida que las empresas crecen y el precio de las acciones sube, el dividendo debe subir también. De modo que busca empresas que siguen teniendo oportunidades de crecimiento gracias a su posición dominante.

3. No invertir en empresas con mucha deuda

Warren Buffett huye de las empresas que acumulan una abultada deuda en sus pasivos. El inversor y empresario estadounidense se fija en el ratio deuda-patrimonio (D/E) que muestra la proporción de deuda que está utilizando la empresa para financiar sus activos. Un alto ratio D/E puede dar lugar a una mayor volatilidad en las ganancias de una empresa o ser más susceptible a los cambios de tipos de interés. Pero lo que realmente importa es la cantidad de deuda que la empresa tiene en comparación con las otras empresas de su misma industria, dado que algunos negocios son intensivos en capital y requieren de financiación, algo que de por sí no debería ser negativo siempre que los proyectos a los que se destine ese capital tengan un buen retorno de la inversión.

Por ejemplo, la multinacional Johnson & Johnson tiene su ratio D/E en 0,3439, dentro de la media de su sector. Pero en los últimos cinco años, estaba en 0,2648, un poco mejor que la media. Intel tiene un promedio de 0,064 en los últimos cinco años. Visa donde Buffett tiene una participación de casi 100 millones de dólares, ha tenido un microscópico ratio D/E de 0,03 en el mismo período.

Warren Buffett sabe que las empresas con mucha deuda tienen un mayor riesgo que las menos endeudadas y sin pasivo que devolver a la banca es más probable que el dividendo sea sostenible. Por esa razón, Buffett le presta especial atención a la capacidad de una empresa para pagar sus deudas. Para resolver esto, basta con dividir la deuda a largo plazo por las ganancias. En el caso de Johnson & Johnson, tomaría un poco más de tres meses para que pueda pagar su deuda a largo plazo con sus ingresos, una cifra muy manejable.

4. La ventaja competitiva es la clave

Si una empresa tiene unos márgenes de beneficio altos con respecto a la competencia significa que tiene una posición dominante. Esto también se conoce como «economic moat» (ventaja competitiva sostenida), un término acuñado por Buffett para describir la ventaja competitiva de una empresa. Estas ventajas ayudan a defenderse contra los competidores que tratan de ganar cuota de mercado, copiando productos de éxito. En resumen, el líder de una industria cualquiera puede imponer una barrera a la entrada de nuevos competidores y esas son las compañías preferidas por Buffett, donde realmente se encuentra el valor.

Siguiendo con Procter & Gamble, propietario de marcas como Tide, Pampers, Oral-B, Gillette, Duracel, por nombrar sólo algunas de ellas. A largo plazo la estrategia de PG es competir en los mercados en los que es primero o segundo en cuota de mercado. Esa posición de liderazgo permite a la empresa elevar los precios cómodamente cuando sus costes suben y sus reconocidas marcas por los consumidores representan altas barreras de entrada en la mayoría de los mercados en los que compite.

5. Buena gestión de los administradores

Buffett comprar acciones de una empresa cuando tiene buena confianza en el equipo gestor. La evidencia de una buena gestión, a la vista de Buffett, es cuando las decisiones de los administradores beneficia a los accionistas. Esto incluye acciones como planes de recompra de acciones, reducir el apalancamiento (deuda), mantener la retribución al accionista con dividendo constante o creciente, realizar desinversiones de activos no estratégicos, asignar salarios de mercado a los directivos con una gran parte variable en función del logro de objetivos, no perder el foco en el negocio principal, etc.

6. Invierte en sectores que entiendes

Uno de los principales pilares de inversión de Buffett es comprar acciones solamente de empresas que tienen un negocio comprensible. Es decir, no recomienda invertir en empresas cuyo modelo de negocio no entiendes. Por ejemplo, si no comprendes cómo ganan dinero las empresas de seguros, infórmate bien o no inviertas en ese sector, si no dominas las nuevas tecnologías no compres acciones de empresas tecnológicas, etc. Para personas con poca formación financiera es más fácil de entender cómo ganan dinero empresas como DIA (supermercado), NH Hoteles (turismo) o Telefónica (telecomunicaciones) que algunas de sectores industriales como ingenierías o financieras. Por lo tanto, nunca inviertas en algo que no comprendes.

8. Empresas que reparten dividendos

A continuación he listado todas las empresas que cotizan en la bolsa española y tienen previsto repartir dividendos durante el presente ejercicio. Si cancelan el dividendo las retiraré del listado y se mantendrán o añadirán las tengan una clara política de retribución al accionista. Dentro de su ficha dispones de la descripción del negocio, precio objetivo del valor según el consenso de analistas, dividendo previsto para este año, rentabilidad potencial basada en su precio objetivo, cotización de mercado, estadísticas de mínimos y máximos anuales, gráficos de cotización intradía y volumen de contratación.

Alimentación: DIA, Viscofán, Ebro Foods.

Bancos: Santander, BBVA, Caixabank, Sabadell, Bankia, Bankinter.

Construcción: Ferrovial, ACS, Acciona, Sacyr.

Eléctricas: Endesa, Gas Natural, Enagás, REE, Iberdrola, Saeta Yield.

Inmobiliarias: Colonial, Lar España, Merlin Properties, Hispania Activos.

Comunicación: Telefónica, Euskaltel, Atresmedia, Mediaset, Cellnex Telecom.

Transportes: Abertis, IAG, Talgo, CAF, Aena, Amadeus.

Petróleo: Repsol, Técnicas Reunidas.

Siderurgia y maquinaria: Acerinox, Gamesa, CIE Automotive.

Inversión y seguros: Mapfre, Catalana Occidente, Bolsas y Mercados.

Textil y papeleras: Inditex, Ence.

Otros sectores: Naturhouse, Prosegur, Logista, Grifols.

10. Ejemplo de cartera de dividendos

En el siguiente enlace puedes ver una cartera modelo formada por 6 empresas españolas de sectores diferentes.

En el supuesto, Pedro ha invertido hasta la fecha unos 60.000 euros que ha repartido de forma muy inteligente en seis compañías que considera que tienen un beneficio estable y por lo tanto le premiarán con dividendos anuales.

Con esa cartera, nuestro amigo Pedro sin tener que vender acciones ni mover un dedo ingresará más de 3.300 euros anuales, o lo que es lo mismo, unos 275 euros mensuales de ingresos pasivos.

Pedro seguirá dedicando parte de su ahorro (salario o cobro de dividendos) a comprar más acciones de empresas que ya están en su cartera u otras para aumentar su diversificación y reducir riesgos.

Con esa estrategia, sumado al hecho que esas empresas aumenten el dividendo mientras siguen en su cartera, hará que Pedro consiga un día cubrir sus gastos básicos con ingresos pasivos generados por dividendos, será entonces cuando Pedro será definitivamente libre financieramente.