Remuneración al accionista: dividendo sostenible

Recibir un ingreso en concepto de dividendos es lo que más me gusta de invertir en bolsa. Formar una cartera diversificada de grandes compañías que cuidan a sus accionistas repartiendo jugosos dividendos es una estrategia que con el tiempo se ha probado ser ganadora. Entre otras cosas porque normalmente, las empresas que reparten dividendos suelen tener un comportamiento mejor de media que las empresas que no lo hacen, como en todo hay excepciones pero esa es la tónica general.

Cuando me pongo a explorar el mercado en busca de buenas oportunidades de inversión me suelo centrar en empresas que tengan una rentabilidad por dividendo (yield) que al menos un 3,5 por ciento. Pero la verdad es que soy bastante flexible y no descarto comprar compañías que me ofrezcan menos si el precio de entrada es atractivo y veo que tiene potencial para aumentar el dividendo.

Si eres un inversor por dividendos como yo, lo primero que debes tener en cuenta es que el dividendo es muy susceptible de ser modificado por la dirección de la empresa y por eso hay que revisar los historiales. Se pueden encontrar empresas que han subido su dividendo año tras año durante más de dos décadas. Esas joyas son las que me gusta tener en cartera. Pronto publicaré un listado.

En cualquier caso, la empresa puede decidir qué porcentaje del beneficio destinar a los dividendos, lo que se conoce en inglés como payout. Es importante que se entienda este concepto porque puedes caer en el error de pensar que una empresa que reparte el 80% de su beneficio es mejor que una que reparte el 30%. Pero no es así, de hecho es justo al revés. Una compañía que destina buena parte o todo su beneficio a retribuir al accionista no tendrá margen de aumentar el dividendo a menos que sus beneficios crezcan y si bajan el dividendo puede verse reducido. En cambio, la que reparte digamos menos del 50% de sus beneficios tiene posibilidades de aumentar el dividendo en años consecutivos y habrán menos posibilidades de que lo reduzca si el negocio no marcha como estaba previsto.

Con todo esto te quiero decir que no nos podemos fijar solamente en el yield sin tener en cuenta el payout. Si la empresa X reparte un 4% y la empresa Y reparte un 5%, de entrada preferiré comprar la empresa segunda porque me va a dar más rentabilidad pero cuidado porque quizás la primera tenga un payout más bajo y su dividendo tenga no solamente más recorrido al alza, sino que también será más sostenible con el tiempo. Y como inversores a largo plazo que somos, la sostenibilidad en los pagos, y por lo tanto en las remuneraciones, es un factor a tener muy en cuenta.

Una vez entendido este concepto básico podemos pasar a un análisis un poco menos habitual pero muy recomendable si queremos que nuestros valores en cartera nos dejen una buena cantidad de dinero en metálico en la cuenta y los podemos reinvertir o directamente vivir de ellos.

Soy consciente que la deuda permite a las empresas apalancarse para hacer grandes inversiones y obtener grandes retornos de esa inversión, pero soy muy reacio a elevados endeudamientos. Por ello, antes de invertir siempre intento analizar si su deuda es lo suficientemente grande como para que ponga en peligro los dividendos. Esto lo vemos se puede ver fácilmente con el ratio Deuda total/EBITDA. Si es menor a 3, no considero que los dividendos peligren, pero si es superior a 3 en caso de falta de liquidez es muy probable que la empresa decida pagar deuda y recortar o quitar los dividendos. No menos interesante es darle un vistazo al apalancamiento financiero de la empresa: deuda/patrimonio neto, y que este ratio sea también inferior a 3.

Si la empresa muestra unos ratios de rendimiento mediocres no deberíamos fiarnos del dividendo que reparte, por mucho que en las juntas prometan una cantidad determinada, al final si los números no salen, el dividendo se elimina y eso no supone ningún coste. Bueno, a menos que tengamos en cuenta el descontento de sus accionistas. Otra cosa que debemos considerar es si ha crecido el numero de acciones respecto al año anterior, ya que puede que por políticas de “dividendo flexible” (scrip dividend) u otras fórmulas mágicas de esas que se sacan de la manga, la empresa pague con acciones en vez de efectivo, por lo que si la cantidad a repartir es la misma, pero ahora hay mas acciones es se traduce simple y llanamente en una disminución del valor para el accionista.

En conclusión, no te quedes con el yield porque puede ser muy engañoso. Hay empresas que ahora mismo ofrecen una rentabilidad por dividendo superior al 6 por ciento porque sus acciones han venido bajando porque su negocio no evoluciona favorablemente y por lo tanto se verán obligadas a recortar dividendo. Es decir, comprar empresas con un yield muy alto no siempre significa que estemos delante de una buena oportunidad. Hay que saber diferenciar.

La receta de mi cartera es: pocos valores, empresas sólidas en cuanto a crecimientos de beneficios, escaso endeudamiento, atractivos dividendos y bajos en PER. El crecimiento de los dividendos y el interés compuesto se encargará de hacerme rico.